Aunque la tecnología está pensada para facilitar la vida, ciertos hábitos digitales pueden impactar negativamente en la productividad. Entre los más comunes se encuentran revisar el celular de forma constante, mantener múltiples aplicaciones abiertas, usar redes sociales para procrastinar, no establecer horarios para responder mensajes y dormir con el teléfono cerca. Estas prácticas generan distracciones, sobrecarga de información y afectan el descanso. Organizar el tiempo frente a las pantallas y establecer límites claros puede ayudar a recuperar la concentración y mejorar el desempeño diario.
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