Investigaciones en neurociencia y psicología apuntan a que la mente humana alcanza su mayor estabilidad y claridad entre los 30 y 40 años, una etapa donde la rapidez del pensamiento juvenil se complementa con la experiencia adquirida. Esta fase se caracteriza por decisiones más racionales, capacidad analítica, mejor evaluación de riesgos y planificación efectiva. La madurez cognitiva no depende solo de la memoria o la velocidad mental, sino del equilibrio entre impulso y razón que se consolida en esta etapa de la vida.












