Estudios de la Universidad de Arizona demostraron que los perros poseen habilidades cognitivas comparables a las de un niño de dos años, comprendiendo gestos y emociones humanas con notable precisión. Esta investigación refuerza la idea de una inteligencia emocional canina, donde los perros responden a la mirada, tono y expresión de sus dueños. Los hallazgos destacan la importancia de fortalecer el vínculo afectivo entre humanos y mascotas para su bienestar mutuo.