Investigaciones en psicología social y neurociencia demuestran que ser ignorado activa el córtex cingulado anterior, la misma región cerebral que responde al dolor físico. Este fenómeno, llamado dolor social, puede afectar la autoestima, el sueño y la salud mental, mostrando que la exclusión no es un gesto inocente, sino un golpe real al cerebro.