El perrito Rocky se perdió en Mérida y terminó siendo cuidado por empleados del IETRAM, quienes lo nombraron “inspector” del transporte público. Con su gafete al cuello, supervisaba autobuses y pasajeros, generando simpatía entre usuarios. Gracias a publicaciones virales, sus dueños lo reconocieron y pudieron recuperarlo semanas después. Su historia muestra el poder de la viralidad en redes sociales y la solidaridad humana, que convirtieron su pérdida en un emotivo reencuentro.