El 20 de abril de 1999, Eric Harris y Dylan Klebold, estudiantes de 17 y 18 años, ingresaron armados a la secundaria de Columbine, en Colorado, y asesinaron a 13 personas antes de quitarse la vida.
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Ambos adolescentes habían sido víctimas de acoso escolar, burlas y rechazo constante por su apariencia, su comportamiento y su forma de vestir. Su dolor acumulado no fue atendido a tiempo. Durante más de un año, planearon el ataque en secreto, alimentados por el resentimiento y la exclusión.
La masacre de Columbine no solo dejó víctimas mortales, también dejó una advertencia: el bullying puede tener consecuencias devastadoras cuando no se detecta ni se actúa a tiempo.
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En el Día Internacional contra el Bullying, este caso emblemático demuestra que el silencio ante el acoso puede ser tan letal como la agresión directa.












