¿Te has preguntado por qué a algunas personas les cae mejor el vino que el tequila, o por qué otros no soportan la cerveza? La respuesta está en una combinación de factores genéticos, metabólicos y del microbioma intestinal.

El primero se debe a la genética, algunas personas tienen más activa una enzima llamada alcohol deshidrogenasa, que ayuda a descomponer el alcohol en el hígado. Esto explica por qué ciertos grupos étnicos o familias toleran mejor bebidas con alto grado alcohólico.

Segundo, el tipo de alcohol; las bebidas como el ron, el vino tinto o el whisky tienen congéneres, sustancias químicas que se producen durante la fermentación y que pueden generar más malestar o resaca. Por eso, algunas personas sienten menos efectos con alcoholes “claros” como el vodka o el tequila blanco.

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Y tercero, el microbioma intestinal, tu flora intestinal también influye: si tienes un microbioma más equilibrado, puedes digerir mejor ciertos compuestos del alcohol, como los sulfitos del vino o el gluten en algunas cervezas.

Aunque cada cuerpo reacciona distinto, la clave está en conocer tus límites y escuchar a tu organismo. Consulta a un especialista si notas reacciones fuertes ante ciertos tipos de alcohol. Y recuerda beber con moderación siempre es la mejor elección.

Con información de Dominique Femat.

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