Las lluvias del verano de 2025 redujeron la sequía en México a solo 7.5 % del territorio nacional, una cifra récord. Este alivio ha mejorado la producción agrícola, el abasto de agua potable y disminuido los riesgos de incendios. Autoridades atribuyen la mejora a las precipitaciones continuas y al monitoreo de presas y acuíferos, aunque advierten que el cambio climático sigue representando una amenaza para el equilibrio hídrico.












