La percepción de una epidemia de gripe se repite cada fin de año, pero no en todos los casos hay un virus detrás. Especialistas en salud explican que el agotamiento físico, mental y emocional acumulado durante el año puede generar síntomas muy similares a un resfriado común.
El estrés prolongado, la falta de sueño, la presión laboral, los cierres de proyectos, los gastos y las exigencias sociales alteran el organismo. El cuerpo entra en un estado de desgaste que se manifiesta con fatiga intensa, malestar general, dolores musculares, sensación de enfermedad y baja energía, aún sin fiebre alta ni infección activa.
¿Cómo se le llama al resfriado de fin de año?
Este cuadro es conocido médicamente como astenia o agotamiento por estrés, y no es contagioso. Aunque en invierno sí circulan virus respiratorios como la influenza, médicos y psicólogos advierten que no todos los síntomas de “gripe” en estas fechas corresponden a una infección. En muchos casos, el cuerpo simplemente está pidiendo una pausa tras meses de sobrecarga.
La coincidencia de estos síntomas en muchas personas al mismo tiempo puede crear la impresión de un brote, cuando en realidad refleja el cansancio colectivo de fin de año, una respuesta física y emocional al ritmo sostenido de todo un ciclo anual.
En este cierre de año, el malestar generalizado no siempre apunta a un virus: para muchas personas, se trata del impacto directo del agotamiento acumulado que el cuerpo ya no puede ignorar.
CON INFORMACIÓN DE DOMINIQUE FEMAT
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