El proceso de reconsolidación de la memoria demuestra que cada vez que evocamos un recuerdo, este se modifica con nuevos detalles o distorsiones. Estudios en neurociencia han comprobado que la memoria no es un registro fijo, sino un sistema dinámico y vulnerable a cambios. Esto plantea dudas sobre la precisión de nuestros recuerdos y cómo influyen en la percepción del pasado.