El síndrome del edificio enfermo describe el conjunto de síntomas que aparecen en espacios cerrados con mala ventilación, humedad o materiales tóxicos. Los afectados pueden presentar dolor de cabeza, irritación ocular, mareos y fatiga. La OMS reconoce este síndrome como un problema de salud pública que afecta a oficinas, escuelas y viviendas. Mantener un edificio sano es clave para garantizar bienestar a largo plazo.