El tifón Kalmaegi, conocido también como Tino, devastó el centro de Filipinas con lluvias torrenciales y deslaves. Provincias como Leyte y Cebu resultaron severamente afectadas, con comunidades enteras inundadas y viviendas colapsadas. Autoridades reportaron al menos 21 fallecidos y 387 mil personas desplazadas. Imágenes muestran calles anegadas, techos flotando y pérdidas materiales significativas. Las alertas meteorológicas advierten oleajes de hasta 3 metros y piden evitar zonas costeras. El desastre revela la vulnerabilidad del país ante fenómenos climáticos extremos y refuerza el llamado a fortalecer la prevención ante futuros tifones.












