Diversos estudios dermatológicos confirman que el estrés crónico altera la producción de colágeno y aumenta la inflamación cutánea. Esto puede provocar brotes de acné, resequedad y envejecimiento prematuro.
Para combatirlo, se recomienda practicar técnicas de relajación, dormir bien y mantener una rutina de skincare adaptada a tu tipo de piel. Cuidar la mente y las emociones es, según los expertos, tan importante como aplicar una crema o protector solar.
CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES
Así te consume el estrés: qué alimentos ayudan a controlar el cortisol, la hormona del caos