La vía olfativa llega directamente a centros cerebrales clave como la amígdala y el hipocampo, responsables de emociones y recuerdos, sin pasar por el tálamo como otras percepciones sensoriales.
Eso explica por qué los olores suelen evocar recuerdos vívidos y cargados de emoción. En personas con depresión mayor, los olores familiares consiguen activar recuerdos positivos más fácilmente que estímulos verbales, lo que podría potenciar su bienestar y regulación emocional.
Incluso actividades como entrenar el olfato o “pasear oliendo” en entornos naturales promueven conexión emocional, reducen el estrés y estimulan la memoria. Tu sentido del olfato no solo te conecta con el presente: es la llave que abre puertas al pasado. Reconocer ese poder te permite usarlo para revivir memorias y transformar tu bienestar.
CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES
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