Las fuertes nevadas transformaron partes de la Gran Muralla China en tramos extremadamente resbaladizos, provocando que visitantes perdieran equilibrio y cayeran al intentar caminar o descender por secciones heladas del monumento histórico.
En algunos casos, personas se sujetan de pasamanos o incluso se sientan para deslizarse colina abajo tras perder el equilibrio en el empinado y resbaladizo piso de piedra. El suelo de piedra de la Muralla que recorre miles de kilómetros alrededor de Beijing y otras regiones del norte de China se vuelve especialmente peligroso cuando se congela, obligando a muchos visitantes a avanzar con extrema precaución.
CON INFORMACIÓN DE DOMINIQUE FEMAT
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