Cada 12 de diciembre, México y gran parte de América se tiñen de fe y peregrinaciones. Millones de personas viajan hasta la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, para celebrar a la Virgen de Guadalupe, una figura religiosa que se ha convertido en un símbolo de identidad, unión y cultura para todo nuestro país.
¿Cuál es el origen de esta devoción y por qué esta fecha tiene tanto peso en la historia mexicana?
Esta tradición se remonta a diciembre de 1531, apenas una década después de la caída de Tenochtitlan. De acuerdo con el texto náhuatl Nican Mopohua, relato que narra las apariciones de la Virgen María a Juan Diego Cuauhtlatoatzin en México, un indígena convertido al cristianismo, en el cerro del Tepeyac.
Este texto relata que en su última aparición, la Virgen le pidió a Juan Diego llevar un mensaje al obispo Fray Juan de Zumárraga: debía construirse un templo en aquel lugar sagrado. Como prueba, la Virgen le indicó que recogiera rosas de Castilla, flores europeas que no deberían florecer en invierno.
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La historia menciona que cuando Juan Diego abrió su manto frente al obispo, las rosas cayeron al suelo y, de manera milagrosa, la imagen de la Virgen de Guadalupe apareció impresa en el manto. Aquella fue la señal definitiva que confirmó el milagro y dio inicio a una devoción que transformaría la historia religiosa de un país entero.
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El nacimiento de una celebración que unió dos mundos
La aparición de la Virgen tuvo un papel fundamental en la evangelización de la Nueva España. Pues ese mensaje, dirigido a un indígena y ocurrido en un lugar previamente dedicado al culto de Tonantzin, permitió que millones de nativos adoptaran la fe católica sin romper del todo con su tradición espiritual.
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En 2002, Juan Diego fue canonizado por el Papa Juan Pablo II, quien destacó que el mensaje de la Virgen logró unir dos mundos aparentemente opuestos:
“Retomó los elementos centrales de la cultura indígena, los purificó y les dio un sentido definitivo de salvación… facilitando un encuentro fructífero y convirtiéndose en el catalizador de una nueva identidad mexicana”.