Estudios en neuropsicología han comprobado que la música puede ayudar a mejorar la memoria y el enfoque, pero solo si es instrumental, de ritmo constante y sin letra. Géneros como el lo-fi, la música clásica o ambiental tienen efectos positivos en tareas cognitivas.
En cambio, escuchar canciones con letra, especialmente en idiomas conocidos, puede generar distracción y afectar la comprensión lectora o la memorización. La clave está en elegir música que no compita con la atención, sino que la acompañe.