Especialistas en psicología del comportamiento coinciden en que el hack más efectivo es transformar los propósitos en objetivos específicos, medibles y con fecha límite. No basta con decir “quiero bajar de peso” o “quiero ahorrar”, es clave definir cuánto, cómo y en cuánto tiempo.
Además, dividir las metas grandes en pequeños hábitos diarios aumenta considerablemente la probabilidad de éxito. Estudios sobre motivación señalan que el cerebro responde mejor a logros constantes que a metas lejanas. Registrar avances y celebrar pequeños progresos refuerza la disciplina y convierte los propósitos de Año Nuevo en cambios reales y sostenibles.
CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES
Cómo afecta el desvelo de Año Nuevo a la salud