Vivimos en la era de la inmediatez y nuestro cerebro se ha vuelto impaciente. Estos hábitos pueden ayudarte a recuperar el control.

La tecnología y las redes sociales han modificado la forma en que el cerebro gestiona la espera. Hoy, estamos acostumbrados a recibir estímulos constantes (mensajes, videos, respuestas inmediatas), lo que reduce nuestra tolerancia a la frustración.

Esta impaciencia moderna activa el sistema de recompensa del cerebro, que busca gratificación instantánea. Para revertirlo, los expertos recomiendan practicar mindfulness, hacer pausas conscientes y realizar actividades sin multitarea. Recuperar la paciencia no solo mejora la concentración, sino también la salud mental y las relaciones personales.