Según la psicología, el cerebro asocia la pérdida con una amenaza emocional, lo que activa las mismas áreas que el dolor físico. Por eso, alejarse de alguien puede sentirse como una herida real.

Aprender a gestionar el desapego requiere tiempo, conciencia y hábitos que fortalezcan la autonomía emocional. Practicar la gratitud, meditar o escribir pensamientos ayuda a procesar el cierre de manera saludable.

CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES

Psicología detrás de la agresividad al volante