Una ilusión que se intensifica con los años.

A medida que envejecemos, tenemos la sensación de que los días, meses y años pasan cada vez más rápido. La explicación científica está en el cerebro: cuando somos niños, todo es nuevo y el cerebro procesa gran cantidad de información, lo que hace que el tiempo parezca más largo. En la adultez, la rutina y la repetición reducen la percepción de novedad, provocando que los recuerdos se acumulen de forma más comprimida.

Entender esta ilusión temporal podría ser una invitación a buscar experiencias nuevas y valorar más el presente.

JACOBO FLORES