Cuando sientes miedo o estás expuesto al frío, el sistema nervioso activa mecanismos de defensa como los temblores musculares. Estos movimientos involuntarios ayudan al cuerpo a generar calor o liberar adrenalina en momentos de tensión.
Desde un punto de vista fisiológico, temblar también puede servir para alertar al cuerpo de un posible peligro, preparándolo para una reacción rápida. Aunque es molesto, es una función natural del cuerpo y suele desaparecer al controlar la causa.