Alfredo Adame se convirtió en el nuevo Capataz de La Granja VIP e implementó medidas estrictas: exigir camas tendidas, espacios limpios y cumplimiento total de labores. Reorganizó tareas semanales y anunció supervisión directa para evitar conflictos. Su estilo generó tensión entre algunos participantes, pero también apoyo de quienes buscaban mayor disciplina.