La mayoría de especialistas recomienda dormir entre siete y ocho horas diarias, aunque las necesidades pueden variar según la edad y el estilo de vida. Durante el sueño profundo, el cuerpo libera hormonas esenciales como la melatonina y la hormona del crecimiento, encargadas de reparar tejidos y fortalecer el sistema inmune.
En el ámbito mental, el descanso adecuado contribuye a mejorar la memoria y el aprendizaje. Al dormir, el cerebro reorganiza y almacena la información adquirida durante el día, lo que facilita el rendimiento académico y laboral. La falta de sueño, en cambio, se asocia con problemas de concentración, irritabilidad y riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad o depresión.
Los beneficios del sueño también impactan en la salud física. Estudios publicados en revistas médicas han encontrado que quienes duermen menos de seis horas tienen mayor probabilidad de desarrollar hipertensión, diabetes tipo 2 y obesidad. Además, el descanso insuficiente afecta la producción de leptina y grelina, hormonas que regulan el apetito, lo que puede provocar un aumento de peso.
Para mejorar la calidad del sueño, especialistas sugieren mantener horarios regulares, evitar pantallas antes de dormir y crear un ambiente adecuado en la habitación. El descanso no debe considerarse un lujo, sino una necesidad biológica que incide directamente en la longevidad y el bienestar.