El Día de Todos los Santos, conmemorado el 1 de noviembre, tiene sus raíces en el siglo IV como homenaje a los santos y mártires cristianos. En México, esta fecha se mezcla con el Día de Muertos, creando una celebración espiritual y cultural. Las familias visitan cementerios y colocan ofrendas como símbolo de memoria y esperanza, reforzando el lazo eterno entre la vida y la muerte.