Investigaciones de la Harvard Medical School demuestran que el frío activa la grasa parda, un tipo de tejido que aumenta el gasto energético al generar calor corporal. Este proceso eleva el metabolismo basal, lo que provoca mayor quema de calorías incluso en reposo. Durante el invierno, es común sentir más hambre o cansancio debido a este esfuerzo interno. Los expertos recomiendan mantener una alimentación equilibrada y actividad física ligera para aprovechar este impulso natural del metabolismo.