La luz azul emitida por celulares, computadoras y televisores causa estrés oxidativo en la piel, acelerando la aparición de arrugas, manchas y pérdida de elasticidad. Aunque sus efectos son más lentos que los del sol, dermatólogos alertan que el contacto diario y acumulativo con dispositivos electrónicos representa un riesgo dermatológico creciente.