San José de Gracia, un pueblo de Aguascalientes, se ha vuelto un símbolo de memoria y resistencia. Este poblado fue inundado en los años 20 tras la construcción de la presa Presidente Calles, conocida actualmente como la presa Plutarco Elías Calles. Lo que alguna vez fue una comunidad próspera, hoy yace sumergida bajo las aguas, solo visible cuando el nivel del agua desciende. Su historia se ha convertido en parte del imaginario local, alimentada por recuerdos y relatos de los antiguos habitantes.
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La historia de San José de Gracia y su desaparición bajo el agua
La presa fue construida con el objetivo de controlar las aguas del río y proporcionar recursos hídricos para la región. Sin embargo, el costo de este progreso fue alto para los residentes de San José de Gracia, quienes se vieron obligados a abandonar sus hogares y tierras, perdiendo así no solo un lugar físico, sino también una parte importante de su identidad y cultura. Aunque muchos de los habitantes se reubicaron en otras áreas cercanas, la nostalgia y el apego por el antiguo San José de Gracia siguen vivos en sus descendientes.
Uno de los puntos más emblemáticos del antiguo San José de Gracia es su iglesia. La estructura, que alguna vez fue el corazón de la comunidad, ahora emerge de manera esporádica como un recordatorio del impacto que la modernización tuvo sobre este lugar. Aunque sumergida la mayor parte del tiempo, la iglesia ha resistido el paso de los años, testigo silencioso de la historia del pueblo.
Los restos de San José de Gracia: el pueblo que emerge cada cierto tiempo
Cada cierto tiempo, cuando el nivel de agua baja considerablemente, los restos de las construcciones sumergidas, como la iglesia y otras edificaciones del pueblo, vuelven a emerger, trayendo consigo un halo de misterio y una conexión con el pasado. Estos momentos son aprovechados por curiosos, investigadores y fotógrafos, quienes se acercan para documentar y observar lo que queda de este lugar fantasma.
La presa Plutarco Elías Calles no solo marcó un antes y un después en términos de desarrollo hidráulico en Aguascalientes, sino que también dejó una huella emocional imborrable en aquellos que tuvieron que dejar su hogar. El agua, aunque vital para el crecimiento de la región, cubrió con su manto el pasado de una comunidad entera, dejando solo recuerdos y fragmentos a la vista.
El caso de San José de Gracia es solo uno de muchos en México y el mundo, donde el avance de las obras de infraestructura, si bien beneficiosas para el crecimiento y la economía, tiene repercusiones profundas en las comunidades que se ven obligadas a ceder su territorio. Este pueblo sumergido, que resurge cada tanto, es un testimonio de cómo la historia y la memoria colectiva permanecen, incluso bajo las aguas.