Con una altura de 1.75 metros y un peso cercano a los 80 kilogramos, está diseñado para imitar la estructura humana, lo que le permite moverse por escaleras y terrenos irregulares.

Este robot cuenta con un torso que alberga la unidad de cómputo, baterías, cámaras y sensores avanzados; sus piernas robóticas posibilitan desplazamientos complejos en entornos difíciles. Su carga útil es de hasta 20 kilogramos, lo que permite que transporte equipamiento, suministros o herramientas en misiones peligrosas.

En cuanto al control, el Phantom MK-1 no opera de forma autónoma para tomar decisiones letales: un operador humano supervisa y decide el uso de armamento, mientras que la inteligencia artificial gestiona navegación y cálculos de trayectorias. Las aplicaciones previstas incluyen tareas de reconocimiento, desactivación de explosivos y optimización de procesos logísticos e industriales.

La compañía planea fabricar hasta 10 mil unidades para el año 2026, lo que indica una apuesta fuerte por la expansión masiva de esta tecnología tanto en fuerzas armadas como en entornos industriales.

CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES

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