A una década y algo, las causas oficiales siguen sin definirse y persisten dudas y teorías. El avión, un Learjet 25 registrado en EE. UU. despegó de Monterrey poco después de las 3:30 a.m.; alrededor de 10 minutos después perdió contacto y se estrelló en terreno montañoso cerca de Iturbide, Nuevo León. La investigación oficial determinó que no fue posible establecer una causa definitiva. El registro de vuelo se destruyó y la caja negra jamás fue recuperada. El colapso del aparato fue atribuido a una “pérdida de control por razones indeterminadas”.
Entre los factores señalados: la aeronave tenía más de 43 años de antigüedad, y el piloto tenía 78 años, edad considerada inapropiada para volar ese tipo de avión, lo que representó una falta a la normatividad. Además, hubo reportes previos de vibraciones anómalas en los controles de esa nave en vuelos anteriores, lo que generó especulaciones sobre posibles fallas mecánicas sobre todo en el estabilizador horizontal como causa del desplome.
A esto se suman teorías que circulan desde entonces: amenazas previas que Jenni Rivera habría recibido, vínculos cuestionables del propietario de la aeronave con empresas de aviación de historial dudoso y la posibilidad de que nunca se haya realizado mantenimiento adecuado al jet. A 13 años de su muerte, Jenni sigue siendo un ícono para millones, pero el recuerdo viene acompañado de preguntas sin respuesta.
La versión oficial apunta a una falla técnica; sin embargo, la edad del piloto, el historial de la nave y la ausencia de datos concretos mantienen viva la incertidumbre.
CON INFORMACIÓN DE DOMINIQUE FEMAT
Historias Engarzadas - Jenni Rivera Parte 2
