¿Alguna vez has guardado un refresco en el congelador y notaste que cuando se descongela ya no tiene burbujas? Esto pasa por un fenómeno muy interesante relacionado con el gas que hace que los refrescos sean tan especiales: el dióxido de carbono (CO₂).
¿Qué pasa cuando congelas un refresco?
El refresco está hecho principalmente de agua con gas (CO₂ disuelto).
Cuando lo congelas:
- El agua se convierte en hielo y, al hacerlo, ocupa más espacio.
- El gas que estaba disuelto en el agua no se congela, así que se separa y comienza a escapar.
- El hielo no puede “atrapar” el gas dentro, por eso el CO₂ se libera y se pierde.
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¿Y qué sucede al descongelar?
Cuando sacas el refresco del congelador y lo dejas volver a su estado líquido, la mayor parte del gas ya se escapó. Por eso, al abrirlo, sientes que está “sin gas” o que las burbujas son mucho menos.
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