Han pasado 57 años desde la noche del 2 de octubre de 1968, cuando en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, Ciudad de México, cientos de estudiantes reunidos en una manifestación pacífica fueron víctimas de una brutal represión por parte del ejército, que evidenció la crueldad con la que actuó el gobierno federal aquella noche.
Este episodio se convirtió en uno de los más oscuros en la historia de nuestro país, el cual sigue perpetuando en la memoria colectiva del los mexicanos.
El contexto de la masacre
Aunque han pasado más de cinco décadas, la cifra exacta de muertos, heridos y detenidos sigue sin esclarecerse. El gobierno reportó 20 muertos, pero investigaciones estiman más de 300 heridos y hasta 350 víctimas mortales.
El movimiento estudiantil de 1968 demandaba mayores libertades democráticas, respeto a los derechos humanos y apertura política. Las movilizaciones, encabezadas por el Consejo Nacional de Huelga (CNH), conformado por alumnos de la UNAM, el IPN y otras instituciones, generaban inquietud en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, decidido a preservar el “orden” en plena antesala de los Juegos Olímpicos que se celebraban ese año en México.
Con el apoyo de Luis Echeverría Álvarez, entonces secretario de Gobernación, reprimieron la protesta, transformándola en una de las mayores masacres perpetradas por el gobierno.
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El operativo militar y sus consecuencias
La concentración en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, reunió a miles de estudiantes y ciudadanos solidarios. Hacia las seis de la tarde, testigos afirman que se lanzaron luces de bengala desde un helicóptero, lo que marcó el inicio del operativo militar.
El Batallón Olimpia, un grupo paramilitar identificado por portar un guante blanco en la mano izquierda, abrió fuego contra las personas que se encontraban reunidas.
Tras la masacre, se impuso un bloqueo informativo. Los principales medios de comunicación minimizaron los hechos y replicaron la versión oficial, que culpaba a los propios estudiantes por el enfrentamiento.
57 años después: ¿por qué seguimos recordando?
Aunque para muchos el 2 de octubre es un episodio del pasado, para México sigue siendo una herida abierta y un símbolo de la lucha por la justicia y la democracia. La historia se transmite de generación en generación, y el mensaje de defensa de los derechos humanos sigue vigente, incluso entre quienes no vivieron directamente esos hechos.
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El impacto en la memoria colectiva del pueblo mexicano
La masacre de Tlatelolco dejó una profunda marca en la memoria colectiva de todos los mexicanos. Más allá de las cifras y los hechos, este suceso se convirtió en un símbolo de la lucha contra la opresión y la injusticia.
Recordar el pasado de nuestro país nos permite valorar las luchas de quienes nos antecedieron como un acto de resistencia ante el olvido y la impunidad, un recuerdo que continúa inspirando movimientos sociales y demandas de justicia en la actualidad.
Hoy se conmemora un aniversario más de la Matanza de Tlatelolco.
— José Luis Morales (@JLMNoticias) October 2, 2025
1968 fue la semilla de la democracia en México. El movimiento estudiantil, brutalmente reprimido por el Ejército, quedó plasmada en los libros de historia y en la memoria colectiva de México. Y fue el inicio del… pic.twitter.com/8oG4cMmo2p