Aunque se percibe como rutinaria, la liposucción puede ser mortal. Su tasa de mortalidad varía entre 2.6 y 20.6 por cada 100,000 procedimientos. Entre los riesgos principales están la embolia pulmonar (23 % de los casos fatales), la intoxicación por anestesia, infecciones agresivas y paro cardíaco. Los riesgos aumentan al combinar cirugías o realizarlas fuera de hospitales. La liposucción no está exenta de peligros graves.