En el experimento, investigadores del Journal of Food Research usaron un pastel falso con glaseado y pidieron a participantes, tras comer pizza, apagar las velas soplando. El glaseado fue luego analizado para determinar el crecimiento de bacterias.

El resultado sorprendió: el acto de soplar incrementó la contaminación bacteriana en el glaseado en promedio 1.400 % en comparación con la superficie de pastel que no fue soplada. Las bacterias transmitidas provienen de la saliva y aerosoles exhalados, que contienen microgotas cargadas de microorganismos comunes en la boca humana.

¿El pastel de cumpleaños puede ser foco de infección?

A pesar del notable aumento detectado, los autores del estudio y otros expertos coinciden en que el riesgo de enfermarse por ello es muy bajo en personas sanas; el pastel no se convierte en un foco peligroso de contagios comunes en condiciones normales.

No obstante, en celebraciones con personas enfermas o sistemas inmunológicos vulnerables, esta práctica podría incrementar la exposición a bacterias que, aunque muchas sean inocuas, pueden incluir géneros oportunistas.

La tradición de soplar las velas no es inofensiva: deja un rastro bacteriano sorpresivamente alto. No significa que celebrar con pastel cause enfermedades, pero sirve para recordar que incluso los actos más simbólicos tienen efectos microbianos reales.

CON INFORMACIÓN DE DOMINIQUE FEMAT

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