Estudios en psicología positiva demuestran que contemplar el cielo nocturno y estrellado genera una sensación de asombro que reduce la ansiedad y favorece la conexión social. Observar el universo estimula la corteza pre-frontal, asociada con la creatividad y la regulación emocional.
Esta práctica, conocida como “awe therapy”, también mejora la calidad del sueño al inducir estados de calma y relajación. Mirar las estrellas es más que un pasatiempo, es un refugio natural para la mente.
CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES
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