Los orzuelos, conocidos popularmente como “perrillas”, son una de las infecciones oculares más frecuentes. Aunque suelen ser inofensivos, pueden resultar dolorosos y molestos.
Se trata de una inflamación del párpado causada por la obstrucción e infección de las glándulas sebáceas en la base de las pestañas. A simple vista, un orzuelo aparece como un bulto rojo, sensible al tacto, que puede ir acompañado de lagrimeo e hinchazón.
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Entre las causas están las bacterias, la mala higiene ocular, tocarse los ojos con las manos sucias, usar maquillaje contaminado o el estrés, que debilita el sistema inmune.
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El tratamiento de los orzuelos suele ser sencillo: aplicar compresas tibias varias veces al día. La mayoría desaparecen en pocos días, pero se debe evitar exprimirlos o automedicarse.
Si persiste más de una semana, se repite con frecuencia o afecta la visión, es recomendable acudir al oftalmólogo.