Los tacones altos son un clásico en el mundo de la moda. Muchas mujeres los usan para ocasiones especiales o incluso a diario en su entorno laboral, ya que estilizan la figura y dan un toque elegante. Sin embargo, este tipo de calzado también puede traer consecuencias negativas para la salud si se usa de forma regular. Cuando usamos tacones, el cuerpo se ve obligado a adoptar una postura antinatural. El peso se desplaza hacia la parte delantera del pie, lo que genera tensión en músculos de la espalda baja, piernas y cuello.
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Con el tiempo, esto puede provocar dolor lumbar, fatiga muscular y problemas de postura. Los pies son los más afectados. El uso de tacones muy altos o de punta estrecha puede causar juanetes, dedos en martillo, callos e incluso fascitis plantar, una inflamación dolorosa en la planta del pie.
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Tampoco hay que olvidar el impacto que tienen en las rodillas y articulaciones. Al modificar la forma en que el cuerpo se mueve, los tacones pueden generar más presión en las rodillas, lo cual acelera el desgaste del cartílago y favorece la aparición de osteoartritis. Esto no significa que debas dejar de usarlos por completo, pero sí es importante tomar precauciones para reducir los efectos negativos en la salud de pies y columna.
