La confianza personal no se pierde de golpe: se erosiona con hábitos invisibles. Revisar redes sociales para compararte, hablarte con autocrítica o evitar retos por miedo al error, son señales claras.

Cambia el enfoque: reconoce tus logros diarios, practica la autocompasión y rodéate de entornos que refuercen tu valor. La seguridad interior se construye con constancia y hábitos conscientes.


CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES

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