Tu respiración es el puente directo entre cuerpo y mente. Cuando respiras rápido o superficialmente, el cerebro interpreta que estás en peligro, activando el estrés. En cambio, las respiraciones lentas y profundas estimulan el sistema nervioso parasimpático, encargado de relajarte.
Practicar ejercicios de respiración consciente, como inhalar por cuatro segundos y exhalar por seis, ayuda a reducir la ansiedad, mejorar el sueño y equilibrar las emociones.
CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES
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