En un mundo marcado por desigualdades, crisis y desafíos constantes, la solidaridad se vuelve un acto vital, no solo un gesto amable. Hoy, más que nunca, recordar la importancia de la beneficencia es fundamental para construir sociedades justas y humanas.
La beneficencia es mucho más que dar; es un compromiso activo con el bienestar común, una muestra de empatía que puede transformar realidades. Cada pequeño acto de generosidad suma, creando redes de apoyo que protegen a quienes más lo necesitan.
Esta fecha fue elegida en honor a Madre Teresa de Calcuta, una de las misioneras más grandes de la historia, cuyo legado de amor y servicio sigue inspirando al mundo. La Madre Teresa falleció el 5 de septiembre de 1997, y la ONU decidió conmemorar el Día Internacional de la Beneficencia en esta fecha para honrar su memoria y el valor de la caridad.
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Además, este día nos invita a reflexionar sobre nuestro rol en la sociedad, recordándonos que la acción individual (nuestra humanidad) tiene un impacto colectivo. No se trata solo de donar recursos, sino de compartir tiempo, atención y esfuerzo para mejorar vidas.
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En definitiva, hoy celebramos la fuerza transformadora de la solidaridad, esa energía que, desde cada corazón, puede cambiar el rumbo de la historia.