El soniloquio, o hábito de hablar mientras se duerme, ocurre cuando el cerebro combina fases de sueño profundo con microdespertares. En ese estado, se activan los centros del lenguaje sin que la persona tenga control consciente.
Aunque suele ser inofensivo, puede aumentar en periodos de estrés, falta de descanso o predisposición genética. Lo dicho rara vez tiene sentido, pero refleja la actividad cerebral nocturna. Hablar dormido es un recordatorio de que el cerebro nunca se apaga por completo.
CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES
Dormir de día podría proteger el cerebro del envejecimiento