Investigaciones recientes muestran que el “gait” o la manera de caminar cambia según cómo te sientes: tristeza, miedo, ira o alegría modifican la longitud del paso, la velocidad, el balance de los brazos y la postura general. En un estudio con realidad virtual, se indujeron emociones como felicidad, sorpresa, tristeza o miedo, y luego se midió cómo caminaban los participantes.
Las emociones negativas tendían a reducir la velocidad del paso, acortar la zancada y hacer los brazos menos móviles. Esto no solo es útil para la psicología clínica, sino también para tecnologías que detectan emociones automáticamente.
Observar cómo caminas podría revelar más de lo que dices: tu cuerpo habla incluso sin palabras.
CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES
Emociones que enferman; el vínculo oculto entre mente y cuerpo