Estudios sobre ondas cerebrales indican que escuchar lluvias o sonidos de agua puede aumentar las ondas alfa, asociadas con relajación y reducción de estrés, especialmente en ambientes cálidos o húmedos.

Este tipo de sonidos naturales tiende a amortiguar la activación del sistema de alerta del cerebro, generando calma. Incluso cuando el entorno externo no cambia, el sonido por sí solo puede funcionar como un “enfriador psicológico”.

La próxima vez que cierres los ojos mientras escuchas truenos, no es solo nostalgia: tu cerebro está aprovechando para sanar.

CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES

El secreto detrás del olor a lluvia: bacterias invisibles y reacciones químicas sorprendentes