Síndrome del viajero eterno: cuando viajar se convierte en una fuga sin fin

Viajar sin parar puede ser una señal de huida emocional. Descubre qué es el síndrome del viajero eterno y cómo recuperar el equilibrio personal

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El “síndrome del viajero eterno” describe a quienes sienten una necesidad constante de viajar, no como hobby, sino como forma de escapar de su vida diaria. Aunque no está reconocido como un trastorno oficial, sus efectos pueden ser profundos: ansiedad, dificultad para establecer vínculos y una sensación persistente de no pertenecer a ningún lugar.

Cada traslado trae consigo una dosis de adrenalina, alivio momentáneo o sensación de libertad. Sin embargo, al volver a casa, el malestar regresa, impulsando nuevos viajes que no resuelven lo emocionalmente pendiente. Muchas veces, detrás de esta conducta hay insatisfacción personal, miedo a la rutina o incapacidad para enfrentar conflictos internos.

Viajar puede ser enriquecedor, pero cuando se convierte en la única vía para sentirse bien, es una señal de que algo necesita atención. Practicar el arraigo, buscar apoyo emocional y permitirse momentos de quietud son pasos para romper el ciclo y reencontrarse consigo mismo.

CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES

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