El cerebro asocia los olores con recuerdos y emociones gracias al sistema límbico, el área encargada de procesar sentimientos. Cuando inhalas el aroma de alguien querido, se activa la amígdala y el hipocampo, generando sensación de calma, apego e incluso reducción del estrés. Por eso, muchas personas duermen abrazadas a una prenda o la huelen cuando extrañan a alguien.
El olor funciona como un “ancla emocional” que nos conecta con la seguridad y el afecto. Por eso, a veces, un simple aroma puede hacernos sentir que esa persona aún está cerca.
CON INFORMACIÓN DE JACOBO FLORES
Estómago: El “segundo cerebro” que podría controlar tus emociones