Un estudio de la Universidad de Yale reveló que la fatiga mental reduce la actividad en las áreas cerebrales relacionadas con la empatía y la sociabilidad. Por eso, las personas agotadas buscan silencio y soledad como una forma de autorregulación emocional. Este mecanismo permite al cerebro recuperar energía y restablecer el equilibrio interno. Aislarse, en muchos casos, no es huir, sino una necesidad biológica de descanso mental.