Diversos estudios de la Universidad de California confirman que más del 70% de las madres reconocen tener una conexión más fuerte con uno de sus hijos. Este favoritismo no siempre está relacionado con el cariño, sino con la afinidad emocional o el temperamento. Los expertos señalan que estas preferencias pueden cambiar con el tiempo, pero cuando los hijos las perciben, pueden generar heridas emocionales y afectar su vínculo afectivo en la adultez. Entender este fenómeno sin culpa es clave para sanar las comparaciones familiares.