El efecto placebo ocurre cuando un paciente mejora tras recibir una sustancia sin componentes activos, motivado únicamente por la expectativa de sanar. Estudios demuestran que puede reducir dolor, ansiedad y síntomas físicos medibles. El cerebro activa mecanismos de autocuración que muestran que, en ocasiones, creer en la cura puede ser tan poderoso como el tratamiento real.