Etólogos explican que cuando un gato lleva aves, insectos o roedores muertos a sus dueños, no lo hace como agresión, sino como parte de su instinto cazador. Este comportamiento se interpreta como una forma de compartir alimento o enseñar a cazar a su grupo social. Aunque desconcertante, es un gesto de cuidado dentro del lenguaje natural felino.